SIGLO XIII.-
El
reino de Niebla no llegó a cumplir los veinte años. Surgió en 1.234
por elección de Xayb ben Mohammad ben Mafot, reconoció a los abasies en 1.243 y
prestó ayuda a los musulmanes de Sevilla durante el cerco. Luego reconoció el
vasallaje del rey de Castilla, pero en 1.262, Niebla se vio cercada y
conquistada al fin por Alfonso X, quien expulsó a los moros de ella y la pobló
de cristianos. Los documentos que sirven como partida de nacimiento a Niebla
son muy escasos. Desde 1.239, los castillos de Alhajar y Ayamonte
estuvieron en poder de la Orden de Santiago, pasando a Castilla a partir del
acuerdo con Portugal de 1.253 y es posible que Alfonso X, en los años
siguientes, asentara ya algunos pobladores, pero no sería hasta 1.262 cuando
tuvo lugar la verdadera repoblación y organización, después de la conquista del
reino de Niebla.
En
1248, Fernando III toma Sevilla y cinco años
después el Rey Sabio fija el alfoz de la ciudad. Era tan extenso que sus
límites occidentales estaban en el Guadiana y, por el Norte, se extendían hasta
el Ardila. Comprendía Cortegana, Almonaster, Zufre, Aracena, Aroche, Sotiel,
Tejada y El Cerro. El documento no nombra, lógicamente, ni a Zalamea ni a
Calañas, entonces simples lugares. Ni tampoco a Facanías, una venta en un cruce
de caminos. Sin embargo, la mención de Sotiel revela la importancia del cenobio
como santuario mariano ya en aquellas épocas. Se deduce que, siendo pioneros en
la reconquista del suroccidente peninsular los portugueses, toda la comarca que
cruza el curso medio del Odiel estuvo sometida a constantes incursiones bélicas
de uno y otro bando pues los
límites aún no estaban definidos. Una vez finalizada
por Alfonso X el Sabio la conquista del sudoeste español, se seleccionaron como
cabeceras de comarca, cuatro poblaciones de la provincia de Huelva: Ayamonte,
Gibraleón, Huelva y Niebla.
En
1.251 ya aparecen en los documentos – por primera vez – de lo que se conoce
hasta el presente, nombres de los lugares del territorio. En el documento de
concesión a Sevilla – por parte de Fernando III – del Fuero de Toledo, se
citan, entre los territorios donados a la ciudad de Sevilla, El Andévalo y
Sotiel.
En 1.262, Alfonso X, dio a la villa Carta Puebla (documento en que un soberano
fija las condiciones a que han de sujetarse los habitantes de un lugar, sobre
todo para favorecer su repoblación) y el título de Muy Leal, privilegio
confirmado más tarde por Enrique II cuando se crea el Condado de Niebla. Estos
datos aparecen en copias de documentos que se conservan en el Archivo General
de Simancas, Sección de Hacienda. El antiguo reino
almohade de Niebla queda organizado como Concejo, a la vez que el territorio se
deslindaba, comprendiendo las poblaciones de: Trigueros, Beas, Rociana,
Villarrasa, Bonares, Lucena, Alájar y el Campo de Andévalo, extensa comarca que comprendía los
municipios de Alosno, Puebla de Guzmán, Paymogo, El Almendro, Villanueva de las
Cruces, Cabezas Rubias, Santa Bárbara y
Calañas (tierras comuneras del Condado)(Julio González 1.947.
Repartimiento de Sevilla).
En
1279, la villa de Almonaster y “el logar que
dicen Calamea” pasan a formar parte de los bienes de la mitra arzobispal
mediante trueque por Cazalla. Y el 1283,los territorios del antiguo reino de
Niebla, entre los que se incluye ya Calañas, Huelva y otros del Concejo de
Sevilla, son cedidos por Alfonso X a Doña Beatriz, su hija natural y reina de
Portugal. En la segunda mitad del Siglo XIV, Calañas y Facanías pasan al poder
de los Guzmanes
SIGLO XIV.-
En 1.369, Don Juan Alonso Pérez de Guzmán, Señor de Sanlucar de Barrameda, e
hijo de don Alonso Pérez de Guzmán el Bueno que había tomado partido por
Enrique de Trastamara en la anterior guerra civil, se había casado con Doña
Beatriz, hija del Rey Don Enrique II, y recibiendo como dote y en Título de
Condado, la villa de Niebla y la totalidad de sus tierras, Trigueros, Bonares,
Rociana y todo el Campo de Andévalo, en detrimento de los Caballeros de Niebla
que habitaban aquellos lugares, que se vieron obligados a emigrar a otras
tierras por no querer sufrir ser vasallos de ningún señor que no fuese el Rey
de Castilla. La donación de Niebla a Don Juan Alonso Pérez de Guzmán, venía
acompañada del título de Condal, y la anexión de un gran señorío jurisdiccional
integrado por bastantes aldeas, entre las que se encontraba Calañas. Como los restantes
lugares del condado, eran gobernados por un cabildo, formado por dos alcaldes
pedáneos, cuatro regidores y un síndico procurador, todos sometidos al corregidor
de Niebla. El duque de Medina Sidonia percibía las rentas, y participaba en los
diezmos eclesiásticos.
CALAÑAS, 2014
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